El ejemplo más claro para poder ver la diferencia entre TSMC y el resto de la competencia en la industria de los procesadores, es el último modelo de iPhone lanzado por la compañía de Cupertino, el iPhone 6s.
Cómo ya hemos visto, leído y escuchado desde su estreno, todos los modelos fabricados de iPhone 6s no montan un procesador diseñado por un sólo fabricante. Tenemos el iPhone 6s con un procesador diseñado por Samsung y otro, igual en todos los aspectos –salvo en su CPU–, diseñada por TSMC.
La diferencia entre ambos se ha hecho notar rápidamente, asegurando muchos de los usuarios de ambos modelos, que el que contiene el chip de TSMC parte con ventajas respecto al que lo tiene de la firma Samsung –más duración de la batería, tendencia a mantener la temperatura y no sobrecalentarse, o mejor rendimiento, son algunas de las más destacadas–.
La gran inversión
Este gran rendimiento por parte de TSMC ha llevado a la compañía de la gran manzana a decantarse a su favor en el desarrollo de los procesadores que llevarán los futuros modelos de iPhone y iPad, que serán presentados –presumiblemente– a partir de otoño de este año. Los A11.
Esta oportunidad — además de reafirmar a TSMC como compañía puntera en la industria de los procesadores para smartphones–, ha motivado a la conocida Taiwan Semiconductor Manufacturing Company a invertir la vertiginosa cantidad de 2 billones de dólares en su sección de I + D, según nos informa el medio digital taiwanés DigiTimes.
Con esta inversión billonaria, TSMC busca sacar una ventaja mayor sobre el resto de sus competidores más directos. El primer objetivo marcado para ellos es la creación de los chips de 7 nanómetros.
Mark Liu –CEO de TSMC– nos informa de que dicho proyecto ya está operativo, y que se encuentra entre el 30 y 40 por ciento de rendimiento.
