Los curiosos seguro que os habéis fijado en la foto tan bonita que acompaña a algunas de las fotos publicitarias del nuevo MacBook Pro con pantalla Retina. Casi todas las fotos tienen una historia detrás, y esta no se queda atrás.
Una de las curiosidades que más llama la atención es que la cámara que utilizó Steve Bloom para tomar la foto es analógica, una Canon EOS 1N del año 1994 junto a un objetivo Canon 70-200mm f2,8. Irónico cuanto menos, viendo que esa foto está siendo editada en Aperture.
Steve se encontraba en un pequeño pueblo de Botswana tomando fotos para sus libros Untamed, Spirit of the Wild y Living Africa. Como podrás imaginar esta foto se tomó desde un helicóptero, y las fotos aéreas son delicadas por la escasa visibilidad que hay a veces.
Después de tomar un café con el piloto del helicóptero antes de salir a volar, sabían que no sería un buen día, pues los granjeros habían quemado campos de hierba para preparar la tierra para la nueva cosecha. Lo peor es que el ambiente se encontraba cargado de humo, y eso dificultaría las posibilidades de tomar una buena fotografía.
Así que después de abortar la misión, y sólo a tres días para volver a Inglaterra, la única solución era esperar un milagro. Los dos siguientes días todo seguía igual, el ambiente estaba sucio, y aún con una foto técnicamente perfecta, ésta quedaría falta de definición y vida.
Pero el milagro ocurrió. La última mañana antes de tomar el vuelo de vuelta, la luz mejoró drásticamente y decidieron volar para probar suerte. Dos horas después tenían permiso del centro de control para salir a volar.
El primer paso para conseguir buenas fotos fue quitar la puerta del helicóptero, para que nada se interpusiera entre el objetivo y el escenario. Cuando salió el sol, unas cebras aparecieron corriendo desde un pantano. Todo ocurrió muy rápido. Las nubes volvieron a hacer acto de presencia pronto, pero la foto que acompaña esta entrada ya estaba en el carrete de la cámara de Steve.
Apple compró los derechos de uso de esta fotografía que probablemente se tomó hace casi 20 años. Irónico utilizar una fotografía analógica, pero muy bonita para mostrar las bondades de una pantalla de alta resolución del siglo XXI. Una vez más, queda demostrado que las cámaras analógicas podrían seguir siendo perfectamente válidas para trabajos profesionales actuales, aunque las desventajas sobre las digitales son evidentes.