Por una de las cosas que ha destacado Apple siempre –muy a nuestro pesar– es por su forma de exponer sus productos. Quiero decir, Apple siempre ha sabido convertir un producto simple en algo espectacular, y esto se consigue gracias al poder de la oratoria y de las palabras.
Sin embargo, este poder de las palabras muchas otras empresas han sabido copiar, ahí tenemos el ejemplo de Samsung, y su –ridícula y vergonzosa– presentación del Samsung Galaxy S IV. De ahí que Phil Schiller, jefe de marketing de Apple criticó a Android en vísperas de esta presentación. Pues bien, según Jean-Louis Gassée todo este bodrio era otra señal de que Apple está perdiendo la guerra de patentes.
Atacar a los competidores, señalando sus debilidades, y pregonando los logros de uno es mejor que lo hagan los mercenarios de los medios de comunicación. Una empresa directamente, o a través de empresas de relaciones públicas, emplea consultoras que ofrezcan información sobre estadísticas y datos que a la empresa le interesa.
Gassée argumentó que Schiller utilizó un lenguaje mal elegido en su charla, que no sólo posicionó a Apple como defensivo y mezquino, sino que también llamó la atención sobre el hecho de que la estrategia altamente eficaz de Apple de luchar con palabras ya no funciona.
Parece ser que está de moda que los ex-ejecutivos de Apple suelten declaraciones de lo más comprometedoras. No sé si lo hacen por el puro placer de discusión o si es que de verdad odian con todas sus fuerzas a la manzana mordida.
Si bien es cierto que las declaraciones que se hacen desde Cupertino ya no tienen tanta autoridad como antes, lo que está claro es que las batallas deben librarse en la calidad de los productos, y no en declaraciones y en juicios. Y en calidad de productos, a día de hoy, Apple tiene pocos competidores.