Ya estamos de vuelta, una semana más, en Apple Vintage, la sección retro de Applesencia en la que recuperaremos los productos que han ido marcando la evolución de Apple hasta convertirse en la compañía que todos conocemos hoy en día. Hoy es el turno del Apple Pro Mouse, el ratón monocromático encargado de recoger el testigo del Apple USB Mouse, que ha pasado a los libros de historia de la multinacional como el primero en incorporar sensor óptico.
El Apple Pro Mouse fue presentado a bombo y platillo en julio del año 2000 –durante la feria Macworld celebrada en Nueva York– para relegar al popularmente conocido como “disco de hockey”, cuyo diseño ovalado, dotado de un único botón, le sirvió para ser calificado por muchos como el peor ratón jamás fabricado. Lejos de arrugarse, en Cupertino supieron encajar las críticas y decidieron meterse en vereda, hasta que consiguieron desarrollar un mouse a la altura de las expectativas.
Para el nuevo periférico, se optó por recuperar el planteamiento tradicional en sus líneas, pero no así en su mecánica de uso. El resultado fue un ratón de color negro –quizá para no desentonar con el remozado Apple Pro Keyboard–, rodeado por una carcasa de plástico transparente. Tan convencidos estaban en Apple de su potencial, que desde entonces pasó a formar parte del paquete de ventas de toda la gama de equipos de escritorio.
Características del Apple Pro Mouse
No eran pocas las novedades que podíamos encontrar en el Apple Pro Mouse. La primera, y probablemente la más importante, fue que se prescindió de la problemática bola de goma como mecanismo de entrada; en su lugar se optó por la tecnología óptica, que además de ser capaz de alcanzar una mayor sensibilidad –400 puntos por pulgada–, era mucho más práctica y menos propensa a sufrir problemas relacionados con la acumulación de suciedad.
Si haber insistido durante años en ratones con un único botón había derivado en el escarnio generalizado por parte de sus detractores, para el Apple Pro Mouse se decidió dar una vuelta de tuerca y apostar por un diseño en el que toda la superficie del dispositivo actuaba como tal. Especialmente interesante era el mecanismo que permitía la configuración de hasta tres niveles de presión distintos para hacer click.
Su cable USB, de apenas 60 centímetros, había sido pensado para que pudiese conectarse sin ningún tipo de problema en cualquiera de los puertos integrados en el Apple Pro Keyboard, pero precisamente en aquél residía su gran debilidad: una alta tendencia a experimentar fallos debidos a la flexión y a la corrosión; un hecho que, si bien trajo numerosos quebraderos de cabeza a muchos usuarios, sería subsanado en una revisión posterior gracias a un cable con una mayor resistencia elástica.
Su precio original era de 59 dólares, una cantidad nada desdeñable, desde luego. Sin embargo, su elegante diseño, ergonomía, usabilidad y sobre todo, el salto adelante que supuso en términos tecnológicos, fueron argumentos más que suficientes para que obtuviese una enorme acogida.
Pese a que a mediados de 2003 fue ligeramente rediseñado y renombrado a Apple Mouse, no sería oficialmente descontinuado hasta finales de 2005, cuando entró en escena su sucesor: el Apple Mighty Mouse, ratón que hacía gala de un sinfín de nuevas prestaciones, como una bola de desplazamiento de 360 grados, carcasa sensible al tacto y botones laterales por presión.
Antes de despedirnos por hoy, os dejamos con una extensa galería de fotos por cortesía de la web Shrine Of Apple.
Dentro de 7 días continuaremos con nuestro particular repaso por la fructífera historia de Apple. ¡No os lo perdáis! Si ansiáis que desempolvemos algún producto en particular o si tenéis en casa alguno que os gustaría que incluyésemos en futuras entregas, os invitamos a que lo compartáis con nosotros.