Windows Phone 8.1, el rival a quien temer

Érase una vez, hace muchos años, un joven emprendedor tuvo la suerte de ver un prototipo de ordenador con interfaz gráfica y algo extraño llamado ratón y vislumbró que aquello sería el futuro. Trabajó duro mientras otros no veían más allá de líneas de comandos y consiguió crear el primer ordenador con interfaz gráfica de la historia: carpetas, papelera, arrastrar y soltar… todo eso fue ingenio de este joven genio y su equipo.

Fue aquí cuando entonces un malvado nerd con gafas de pasta y pinta estrafalaria, se asoció con él como si fueran amigos para luego hacer su propia versión de lo que había visto. Su producto no estaba a la altura y solo replicaba conceptos del otro, pero supo venderlo mucho mejor porque licenció ese producto para cualquier marca u ordenador.

De esta forma, el malvado nerd consiguió vencer porque el ordenador del joven genio era solo uno y además muy caro, y eso nunca podía competir de igual a igual con equipos más baratos, aunque no fueran tan excelentes.

Y la historia se repite

Tras muchos años, el joven genio (ya no tan joven) presentó al mundo un teléfono inteligente que revolucionó el mercado. Pero un señor grande, feo y calvo que ahora era el jefe de la empresa del malvado nerd se mofó y dijo que nadie querría algo tan cool que en realidad no servía para nada. Años después, el feo y calvo se fue a su casa invitado a abandonar la empresa por su suma inteligencia (nótese la ironía) y pusieron de nuevo jefe a un simpático chaval de nombre impronunciable pero que tenía las cosas algo más claras.

Y es aquí cuando la historia se repite: Microsoft ha vuelto a hacerlo y ahora Windows Phone 8.1 es lo más parecido a iOS que podía ser a todos los niveles. Y eso no es algo que sea malo: ha dado su propia personalidad y forma a los conceptos que estaba claro que eran los que funcionaban.

Disponible desde el pasado lunes para los desarrolladores, Windows Phone 8.1 y su nueva SDK que permite hacer aplicaciones universales que pueden ejecutarse con un mismo proyecto y binario en teléfonos inteligentes, tabletas, ordenadores o incluso la propia Xbox One, es un paso adelante de gigante que pone a Microsoft a la altura del resto (superando a algunos como Android, a mi modo de ver).

7 años han tardado por culpa de aquella mofa de Steve Ballmer que hizo que los de Redmond no supieran estar a la altura. Pero en contra de Blackberry (los otros que se mofaron) que no consigue levantar cabeza, Microsoft lo ha hecho francamente bien porque al final, su producto, es muy bueno.

Nada nuevo, todo necesario

En Windows Phone 8.1 no veremos nada que no suene a algo que ya hemos visto, pero al final Microsoft Windows Phone 8.1 es un excelente sistema operativo móvil. Es un sistema con un kit de desarrollo muy bien pensado y concebido, fruto de los años de historia en el mundo del desarrollo de Microsoft. Un sistema con una tienda cerrada con aprobación de apps y multitud de servicios. Y un kernel de sistema operativo real que ejecuta las aplicaciones, a diferencia de Android con su máquina virtual de Java.

Un sistema que tiene un magnífico rendimiento, una fluidez espectacular, un comportamiento ejemplar y que además permite atacar el, probablemente, sector más interesante del mercado y a quien nadie ha terminado de darle la importancia que tiene: el sector medio. Apple está claro que jamás saldrá de la gama alta, como ya hace en tabletas y ordenadores. Eso limita su mercado, pero ellos lo saben y es lo que quieren.

Microsoft ahora atacará directamente a la gama media con terminales tan competitivos como los Nokia Lumia 630 y 635, presentados hace unas semanas, cuyo precio libre no supera los 200 dólares y con todas las prestaciones que cualquier usuario desearía para su smartphone. Sin duda, una apuesta a carta ganadora, a mi modo de ver.

Apple debería temer a Microsoft

¿Por qué digo esto? Porque Microsoft ha encontrado el punto intermedio entre las filosofías de Android e iOS. Android puede instalarse en cualquier cosa, pero su máquina virtual software lastra el rendimiento del sistema y su ciclo de actualización debido al enorme trabajo que requiere adaptar las versiones es ridículo (e incluso inexistente).

Por otro lado iOS solo se puede instalar en menos terminales que dedos tiene mi mano (de los que ahora se venden). Un hardware tan controlado tiene un ciclo de actualización y rendimiento estupendo pero encarece excesivamente al solo estar a disposición de la gama alta. ¿Podría Apple entrar en la gama media a competir directamente con Microsoft?

Mientras, Microsoft también usa hardware cerrado (como Apple) pero es más permisible con los posibles componentes. Un terminal Windows Phone 8.1 puede llevar tal GPU o tal chip de comunicaciones o tal tipo de memoria… Eso da mayor flexibilidad y rendimiento, así como ciclos de actualización más efectivos e inferiores en tiempo, a la vez que permite que cualquier fabricante pueda poner el sistema en sus terminales. Encuentra justo el punto intermedio sacando lo mejor de cada uno.

Pero si Microsoft consigue hacerse con un buen trozo del mercado de la gama media, la alta podría peligrar porque al final volveríamos a una situación como la actual en ordenadores y donde todos sabemos que Microsoft es el vencedor: lo que llaman la filosofía del good enough: ¿para qué queremos un terminal de 700€ si con uno de 200 tenemos más que suficiente para poder hacer todo lo que queremos?. No todo el mundo necesita grabar vídeo en 4K, ¿no?

El tiempo dirá, pero si yo fuera Tim Cook, vigilaría de cerca los movimientos de Redmond y los tendría muy en cuenta para mis posibles pasos en el futuro. Y en Google, apuesto que están nerviosos, porque ahora que montar Windows Phone 8.1 no requiere pago de licencia alguna (como ha sucedido siempre con Android) tienen un competidor de igual a igual con un producto (en mi opinión) muy superior al suyo. Un competidor que sí actualizará todos sus terminales a la última versión. El mercado se pone interesante.