La influencia de los distintos tipos de clientes en la evolución del concepto Apple

Antes de comenzar con el artículo, me gustaría volver a remarcar que la opinión aquí vertida es de carácter personal y, por lo tanto, debe de tomarse como tal. En ningún caso se pretende herir sensibilidades, solamente consiste en haceros llegar mi opinión acerca de los diversos tipos de clientes, referencia sobre la que Apple ha ido evolucionando a lo largo de los últimos años, especialmente durante los últimos cinco, desde que el iPhone se presentara.

Si retrocedemos al año 2005, pocos usuarios no profesionales se sentían atraídos por los Mac. Para encontrar un ordenador con una manzana había que irse a un estudio de diseño gráfico, a una imprenta con un importante volumen de negocio o a una productora, que necesitaban de unos equipos potentes y con un sistema operativo estable para desarrollar con un mínimo de eficiencia sus proyectos. Y la verdad es que los resultados se notaban, tanto a nivel de productividad como a nivel de calidad.

Fue más o menos a partir del año 2005, cuando el iPod empezaba a hacerse realmente popular, contribuyendo especialmente el lanzamiento del iPod mini. Así, la empresa de la manzana se abría cada vez más a las masas, reforzando esa apertura iTunes, el reproductor multiplataforma estrella de Apple, de manera que ya no era imprescindible que los clientes de Apple tuvieran un Mac para poder disfrutar de unos primigenios iDevices cuya popularidad iba creciendo a pasos agigantados.

Personalmente, creo que el iPod mini fué el dispositivo que marcó la senda de lo que hoy en día es Apple, más conocida entre los nuevos clientes por los iDevices que por los excelentes equipos de sobremesa y portátiles, señas de identidad de la empresa de Cupertino antes de la iRevolución propiciada, sobre todo, por el iPhone y el iPad.

Transformación de Apple

A partir de este momento, comienza la verdadera transformación de Apple. Año 2007, Steve Jobs presenta el smartphone que cambiaría la manera de concebir la telefonía móvil, suponiendo una auténtica revolución entre los usuarios. Y hasta aquí, perfecto. Con la salida del iPad, tres cuartos de lo mismo, ya que por primera vez en la historia una tablet era capaz de funcionar de manera fluida e incorporar unas prestaciones de primerísimo nivel.

El problema viene cuando Apple se transforma en una moda, y me explico. Es muy cool llevar un dispositivo con una manzanita en la parte de atrás, ¿a que mola? Pues claro. Sin ánimo de ofender a nadie, hay usuarios que solamente tienen en cuenta ese aspecto a la hora de comprarse un smartphone o un ordenador. Y en Apple tan contentos, más ventas a fin de cuentas: cada uno con su dinero hace lo que cree conveniente. Lo que pasa es que muchos de esos usuarios que se compran el iPhone o el iPad se cogen un folio para apuntar los contactos de su agenda y pasarlos, pero no olvidemos que tienen un iCacharro que luce muy bien en la mesa de un bar mientras se toma café y no paran de llegar guasáps, que se responden con ese aifon tan molón.

En definitiva, el concepto Apple ha sufrido una transformación importante y creo que el efecto moda debería de ser controlado por la compañía, más que nada porque se corre el peligro de perder todo lo que se ha conseguido años atrás si el foco principal de atención se centra solamente en satisfacer a los clientes que piensan que Apple es solo iPhone o iPad, a los que respeto profundamente, dicho sea de paso.