Las primeras unidades salidas de fábrica de la última generación de MacBook Pro salieron con numerosos problemas y fallos de fabricación. Ahora que Apple lo tiene todo controlado, han hecho un cambio en la fabricación de éstos.
Las primeras unidades de MacBook Pro (mid 2011) llevaban una interfaz de SATA II para la unidad óptica. Ahora, el cable de las SuperDrive también va conectado a una controladora SATA III, al igual que el del disco duro. Aunque la velocidad a la que es capaz de leer datos un disco óptico va más que sobrada para la interfaz SATA II, Apple ha decidido montar cables SATA III.
Los de Cupertino se contradicen a si mismos con sus decisiones. Hace pocos días nos enterábamos que los nuevos iMac no soportaban discos duros no certificados por Apple, y ahora nos enteramos que las SuperDrive cuentan con interfaz SATA III, lo que incita a sustituirla por un disco SSD de alta velocidad.
Pero aquí no acaba la historia, ni mucho menos; los usuarios que han intentado conectar un disco duro SSD SATA III han podido comprobar en sus carnes que el MacBook Pro no lo reconocía. ¿Entonces en qué quedamos, Apple?