Debo confesar que soy un consumidor acérrimo de la manzana desde el lanzamiento del iPhone 3G hace ya tres años. Con la compra de dicho smartphone, descubrí una empresa que para mi había sido desconocida, y sin quererlo, abría una nueva etapa en mi vida en la que la tecnología se convertiría en algo más que un hobby.
Como digo, descubrí a Apple a través del iPhone, como a muchos de vosotros os habrá pasado. Al poco tiempo, fue inevitable empezar a seguir blogs con referencias diarias a la manzana, así como entrar en la web oficial de la empresa para indagar sobre esos productos tan ingeniosos de los que tanto se hablaba por la red. Sin comerlo ni beberlo, al medio año de poseer el iPhone 3G, decidí dar el salto y pasarme a Mac. Mi primer ordenador de la marca fue (y es todavía) un iMac de 24 pulgadas, para entonces full equip, con el que me quedé embobado y en parte enamorado de la tecnología que implementaba esa gente a la hora de crear sus computadoras.
Más adelante, tendría la oportunidad de ver una Keynote sobre el iPhone 3G desde la web, y fue la primera vez que contemplé encima de un escenario a esa persona de la que tantos maqueros hacían referencia, Steve Jobs. Previamente, ya lo había visto en distintas fotografías, pero jamás presentando un producto. Me pareció un hombre francamente corriente, con su famoso suéter, vaqueros y deportivas. No me costó mucho percatarme del amor que siente este señor por su compañía, que transmitía cada palabra pronunciada referente a su producto y empresa. Además, desde el inicio me dio la impresión de gran comunicador, con palabras concisas, simpáticas y sencillas. Presentaba un “simple” producto, pero parecía que mostrara una creación difícilmente superable.
En dos años, he seguido muy de cerca todos sus pasos, como buen adepto a la manzana que soy y geek que me considero en la actualidad. ¿Y por qué todo este rollo? Para identificarme como usuario habitual de la manzana, directamente comparable a muchos de nuestros lectores, para así poder dar opinión personal sobre la marcha de Jobs.
¿Qué significa para mí su marcha?
Steve Jobs es la pieza fundamental de un puzzle casi perfecto, ambicioso con sus proyectos, ideas fijas e incluso visionarias. Es el padre de la creación, madre de sus productos y hermano de sus empleados. Personalmente, es complicado pensar en un futuro de esta empresa sin él ya que, por mucho que se hayan preparado para este momento, la filosofía Jobs es casi imposible de enseñar. Esta persona es capaz de seguir sus convicciones hasta el final, negando cosas que parecen imposibles de omitir o luchando por otras por las que nadie apostaría un céntimo. Su carácter y estilo lo han llevado a ser el número uno, y no sólo para Apple.
Recordemos que marcha como CEO, pero permanece como Presidente de la junta de accionistas, por lo que aún es una persona muy influyente en la toma de decisiones. Eso significa que su abandono no es total, por lo que Apple no navegará a la deriva hasta que no deje la empresa totalmente, hecho que alivia mis preocupaciones.
Sé que todos se han preparado para este momento, pero Jobs es prácticamente es Apple. Al igual que a muchos, me costará tomar conciencia de que Tim Cook es el sustituto del maestro, el visionario que lo cambió todo. Pero en el fondo sé que Apple tiene la suficiente potencia y preparación como para tirar adelante la empresa. Sólo espero que la filosofía que ha dejado Steve Jobs como herencia no se subestime ni se varíe.
