Cambiando el disco duro de tu iMac, a fondo

Para casi cualquier usuario medio resulta complicado tomar la decisión de cambiarle el disco duro a un iMac. No resulta tan sencillo “destripar” uno de estos equipos como desmontar una torre de un PC cualquiera, porque nos tenemos que enfrentar a multitud de tornillos torx, conectores… e incluso implica tener que extraer la pantalla por completo y por supuesto perder la garantía del equipo. Sin embargo puede llegar a interesarnos hacerlo por nuestra cuenta, bien porque se nos haya averiado el que venía de serie con el iMac o bien porque hemos decidido actualizarle las tripas para darle unos cuantos años más de vida útil.

Sea por el motivo que sea, una vez que nos hemos aventurado a dar el paso tenemos que decidir qué disco duro se amolda más a lo que queremos conseguir con el cambio. Si simplemente necesitamos cambiar un disco duro que ha fallado, consideramos que el ordenador hasta el momento que falló iba bien y queremos ahorrar la mayor cantidad de dinero posible, a priori la decisión parece que es bastante sencilla.

En el mercado hay un montón de discos duros con las mismas dimensiones que el que tiene nuestro iMac (3,5 pulgadas) con precios muy interesantes y con diferentes tamaños y velocidades. Sin embargo, dependiendo de la antigüedad de nuestro equipo, una vez metidos en el ajo podemos llevarnos una sorpresa al ver que Apple gestiona la ventilación de estas unidades de forma muy especial.

En el modelo late 2009 el disco duro original tiene un conector especial para la lectura de la temperatura que alcanza el disco, y en modelos posteriores ese conector desaparece, pero la circuitería del disco también es muy especial y si lo cambiamos por un disco estándar la lectura de la temperatura será errónea y tendremos los ventiladores del interior del iMac funcionando continuamente al máximo.

Estos dos problemas son solucionables, en el primer caso con un sensor de temperatura externo y en el segundo con un software que permita leer la temperatura correcta. Pero este no es el único problema al que debemos enfrentarnos.

Si ya de paso queremos incrementar el rendimiento del equipo ¿qué disco duro podríamos poner?, ¿puedo poner un SSD de 2,5 pulgadas en el hueco de 3,5 pulgadas del iMac? Y si quiero montar dos discos en RAID, ¿cómo puedo hacer?, ¿tengo que quitar la unidad SuperDrive de mi iMac de 21,5 pulgadas para poder tener dos discos duros?

La respuesta a muchas de estas preguntas os las vamos a intentar resolver en el siguiente screencast:

Como añadido os vamos a dejar un vídeo del funcionamiento de uno de los adaptadores de los que se habla en el screencast, que nos permiten poner dos unidades de 2,5 pulgadas dentro de un hueco de 3,5. Gracias a este adaptador podríamos tener dos unidades de disco duro en RAID en un iMac de 21,5 pulgadas sin necesidad de sacar la SuperDrive. En todo caso es importante matizar que en caso de usar este accesorio obligatoriamente las unidades deberían configurarse en RAID (RAID 0 o RAID 1, dependiendo de cómo queramos configurarlo) y habría que tener bajo vigilancia la generación de calor de los discos dentro del equipo, para lo cual un software como SMC Fan Control podría venir muy bien.