Hablamos de historias no contadas hasta la fecha, memorias que sus compañeros y colegas han querido compartir con el resto del mundo en unas fechas tan especiales. A continuación os traemos algunas de las más interesantes.
Su rivalidad: Espera amigo Bill, espera
Una de las historias que Randy Adams, antiguo compañero en NeXT, recuerda nos lleva a 1986. Él y Steve estaban trabajando en las oficinas de Palo Alto cuando Bill Gates entró por la puerta para acudir a una reunión que habían acordado, informando la recepcionista a Jobs de su presencia:
Podía ver a Steve Jobs sentado en su silla, haciendo poca cosa la verdad. No se levantó ni llamó a Bill, lo dejó esperando en el recibidor durante una hora, tiempo que los ingenieros de NeXT aprovecharon para charlar con él. Eso dice mucho de la rivalidad que se procesaban.
El perfeccionismo: Marcas en el suelo de la mini Store de Stanford
Faltaban escasos minutos para la apertura de la mini tienda construida en el Centro de compras de Stanford y, a pesar de que todo parecía ir bien, Steve se encontraba en su interior en medio de una crisis y no era para menos con lo perfeccionista que era. Las paredes de acero inoxidable de la tienda recogían cada mano que se apoyaba en ella y el blanco suelo estaba lleno de marcas negras ocasionadas por los operarios que se afanaban en tener todo a punto para la ocasión.
Llegó la hora y el telón calló dejando a la vista la nueva tienda. Todos los periodistas quedaron muy sorprendidos por el suelo, girándose uno de ellos a Jobs y preguntándole si había estado involucrado en todos los aspectos de su diseño, a lo que él respondió afirmativamente:
Le dije que era obvio que quien quiera que hubiera diseñado la tienda no había limpiado un suelo en su vida, a lo que él respondió entrecerrando sus ojos y pasando al interior. Unos meses más tarde un ejecutivo de Apple me dijo que Steve hizo volver a todos los diseñadores a la tienda para pasar la noche limpiando su suelo de rodillas. Después de eso, Apple cambió el suelo por baldosas.
Periodista
Un visionario sin precedentes: ”Se acostumbrarán”
Era otoño de 2006, meses antes del lanzamiento del primer iPhone. Steve, Laurene, la mujer de Marc Andressen (cofundador de Netscape y coautor de Mosaic) y él mismo se encontraban sentados fuera de un restaurante en la avenida California de Palo Alto:
Fue entonces cuando Steve sacó un prototipo de iPhone y me dijo “Ven, deja que te enseñe algo”. Tras unos cuantos “ooh” y “aah” le pregunté si los usuarios no tendrían problemas al no tener un teclado físico. Él me miró con esa mirada penetrante y me dijo: “Se acostumbrarán”.
Y vaya si lo hicimos…
Sobre el trabajo constante, la creatividad y el oportunismo
Nolan Bushnell, fundador de Atari y quien tuvo a Jobs bajo sus órdenes, recuerda con agrado la intensidad que desprendía Steve:
Trabajaba día y noche, era incansable. La gente piensa que para alcanzar el éxito hay que tener suerte y estar en el momento oportuno a la hora precisa, pero pienso que si estás dispuesto a trabajar más duro que nadie puedes crear una gran cantidad de esa suerte.
Le gustaba hablar acerca de la importancia de la creatividad, las grandes ideas y de dónde venían. Siempre estaba interesado en hablar acerca de crear nuevos productos y cómo saber cuándo un producto estaba listo para el mercado.
La profecía se hizo realidad: Cómo NeXT ayudaría a Apple
Regis McKenna, primer gurú encargado del marketing de la compañía, recuerda cómo en 1985 un recién despedido Steve le dijo:
Apple puede que incluso se beneficie de mi marcha. NeXT desarrollará tecnología que ésta pueda emplear. Intentaremos desarrollar una línea exitosa de nuevos productos que puedan mejorar la de Apple, de forma que nos compren.
La cara más humana: Una amiga en necesidad
Era 1 de marzo de 1989, un día posterior al fallecimiento de mi padre. Sonó el teléfono y era Steve, con que decidí cogerlo. Le conté lo que había pasado y él dijo “Entonces, ¿por qué estas trabajando? Vete a casa, voy para allá”. Llegó y me pidió que hablara de mi padre. Su madre había muerto hace unos meses, con que supe que sabía exactamente cómo me sentía y de qué necesitaba hablar. Siempre recordaré y apreciaré todo lo que hizo para ayudarme a llorar y superarlo.
Heidi Roizen