Durante la década de 1980, Steve Jobs fue un gran fan de Porsche, tanto es así, que en 1980 Apple llegó a patrocinar un Porsche para la carrera de Le Mans, la carrera de 24 horas que pone a prueba la resistencia de los coches deportivos.
El coche en sí era una belleza, no solo por el patrocinio, sino por la construcción y las características del motor del coche. Conducir el coche fue trabajo de los pilotos Allan Moffat, Bobby Rahal y Bob Garretson como parte del equipo de carreras de Dick Barbour, posiblemente uno de los mejores equipos que se presentaron a la carrera.
Con tales precedentes, lo lógico sería que ganasen la carrera, sin embargo, no fue así. A falta de 13 horas para que se acabe la competición, el Porsche patrocinado por Apple fundió uno de los aros del pistón, lo que significó que la carrera estaba perdida. Dieron un par de vueltas más, pero aún así tuvieron que abandonar. Sin embargo, en las dos siguientes carreras quedaron séptimos y terceros, respectivamente.
A día de hoy, en algunas competiciones europeas en las que se rememoran las grandes carreras, se pueden encontrar imitaciones del “iCar” que tanto ilusionó durante la carrera de Le Mans. Está caro que quedan muchos años para que Apple se plantee realizar un coche propio, no ostante, por ahora ya podemos encontrar fabricantes que integran los servicios de Apple en sus coches, como la integración de Siri en algunos automóviles.
La diferencia es que apple entonces era una buena compañía. Larga vida al Apple //