Un día cualquiera con mi iPad | Víctor Álvarez

Seguimos una semana más con nuestro especial sobre cómo usamos cada editor de Applesencia nuestro iPad diariamente. Hoy es mi turno, así que trataré de explicar en qué tipo de tareas me acompaña el iPad en un día normal. Lo que no podía imaginar cuando me hice con él, allá por junio de 2011, es que fuese a amortizarlo tan rápidamente.

Debo confesar que, cuando la primera generación vio la luz a principios de 2010, no solo no le presté demasiada atención sino que fui de los que se llevaron las manos a la cabeza sorprendidos por la idea de un concepto tan extraño. Meses más tarde, dejándome llevar por mi espíritu geek, eché el guante al iPad 64 GB Wi-Fi + 3G en cuanto se presentó la oportunidad; su fluidez, versatilidad y sobre todo, una experiencia de uso que por aquel entonces solo había experimentado con mi iPhone, hicieron que mis prejuicios se esfumasen.

Después llegó la segunda generación y con el iPad 2 16 GB Wi-Fi decidí bajarme del carro de las actualizaciones generacionales de hardware. Sí que es cierto que en ocasiones he echado en falta algo más de capacidad, pero el rendimiento que sigue ofreciéndome actualmente, ha conseguido que ni siquiera me plantee desprenderme de él.

Por la mañana

He de decir que la normalmente, el iPad suele amanecer a mi lado y más adelante entenderéis por qué. Mientras froto las legañas y espero a que mi cerebro reaccione, echo mano a la tablet para consultar mi correo, ya sea utilizando Mail o Gmail para iOS, ponerme al día con los feeds a los que estoy suscrito con Feedly y actualizar mis redes sociales –Google+, Twitter y Facebook– a través de sus respectivas aplicaciones oficiales.

Antes de irme a la ducha, aprovecho para dejar poner algo de música que me ayude a espabilar. Como los 16 GB con los que cuenta el iDevice no dan para mucho, he tenido que ingeniármelas para salir del paso; por ello, tengo por costumbre recurrir a la nube y hacer uso de la versión web de Google Music, servicio en el que tengo almacenada toda mi biblioteca. Últimamente, siguiendo las recomendaciones de mi compañero Cristian, he estado probando a fondo ex.fm y aunque es un concepto distinto al propuesto por la compañía del famoso buscador, no puedo hacer otra cosa que darle la razón.

Al contrario que muchos de mis compañeros de Applesencia, no suelo utilizar el iPad para tomar apuntes. Podéis llamarme romántico si queréis, pero soy de los que prefieren estampar su puño y letra en un folio y empapelar el escritorio cuando llega la hora de hincar los codos. No es motivo para que obvie las bondades de la tableta y por lo tanto sí que hago un uso intensivo de aplicaciones como Evernote, Noteshelf, Dropbox, o de la suite iWork, que me facilitan enormemente el trabajo.

Sinceramente, no acostumbro a sacarlo de casa a no ser, claro está, que resulte estrictamente necesario así que, nos damos educadamente los buenos días y nos despedimos hasta mi regreso.

Durante el resto del día

Pese a que el iPad se ha convertido en una gran herramienta para consumir contenidos, con el paso del tiempo he aprendido a aprovecharlo para crearlos, ya sea modificando un documento antes de imprimirlo o escribiendo alguna entrada en el blog; respecto a esta última empresa, tengo que señalar que hacerlo con el iPad Keyboard Dock es una auténtica delicia.

En casa, la tablet se ha convertido en una extensión de mi cuerpo. Bien sea estando de sobremesa tirado en el sofá, para consultar alguna receta en Allrecipes.com antes de cocinar o, por qué no decirlo, hasta para ir al baño, siempre me acompaña.

Al acercarse la hora de recoger el petate e ir a dormir, cobra todavía más protagonismo como instrumento de ocio puro. Leo, leo mucho. Debido a ello iBooks y Stanza se han convertido en dos aplicaciones imprescindibles para mí, que han llegado a hacer que deje de lado mi Kindle. Por último, cuando quiero ver alguna serie o película y me da demasiada pereza mover el MacBook Pro, lo hago por streaming gracias a Air Video –aplicación que no me cansaré de recomendar a todos los que me rodean– o directamente con Oplayer HD. Y así acabo mis días, siendo atrapado por Morfeo antes de que me dé tiempo a cerrar la aplicación de turno y apagar la pantalla.

Conclusión

El iPad se ha convertido en una de las mejores compras que haya tenido ocasión de realizar. Sea por su facilidad de manejo, posibilidades que ofrece, su batería prácticamente inagotable que me permite no apagarlo nunca o su je ne sais quoi, engancha. Y mucho. Tanto es así que a día de hoy me resultaría completamente imposible encontrarle un sustituto; aunque pensándolo bien, quizá el iPad con pantalla Retina sería un buen candidato, ¿no creéis?