Ya estamos de vuelta, una semana más, en Apple Vintage, la sección retro de Applesencia en la que recuperaremos los productos que han ido marcando la evolución de Apple hasta convertirse en la compañía que todos conocemos hoy en día.
En esta nueva entrega, abriremos el baúl de los recuerdos para desempolvar el Apple III, un ordenador personal que fue concebido para el mercado empresarial y que, debido sus graves problemas de estabilidad, ostenta el desafortunado honor de haber trascendido como el primer gran fracaso comercial de Apple.
El proyecto comenzó a fraguarse a finales de 1978, después de la gran acogida cosechada por el Apple II, bajo la supervisión de Wendell Sander; fue dos años más tarde, concretamente el 19 de mayo de 1980, cuando llegó al marcado con un precio base de 4.340 dólares, lo que lo situó por encima de la mayoría de equipos que, por aquel entonces, funcionaban bajo un sistema operativo mucho más extendido en el ámbito de los negocios como era el CP/M.
Características del Apple III
A pesar de que, en muchos aspectos, podía ser considerado como una versión mejorada del Apple II, el equipo cuyo nombre en código interno era Sara no pertenecía a la misma línea, puesto que introdujo algunas características que los usuarios profesionales demandaban, como la inclusión de un teclado completo capaz de alternar entre mayúsculas y minúsculas.
Por otro lado, el Apple III estaba alimentado por un procesador Synertek 6502A a 1,8 MHz que podía direccionar hasta 256 KB de memoria, 128 KB de RAM, una unidad lectora de 140 KB para discos flexibles de 5,25 pulgadas, audio de 6 bits, y una pantalla de 80 columnas y 24 líneas que contaba con cuatro modos gráficos: 280 x 192 o 140 x 192 en 16 colores, y 560 x 192 o 280 x 192 en blanco y negro.
Especialmente interesante resultaba la existencia de cuatro ranuras de expansión internas que aceptaban tarjetas para Apple II, así como la posibilidad de conectarle periféricos adicionales a través de los dos puertos serie ubicados en la parte posterior.
Los motivos de la debacle fueron de diversa índole, aunque tal y como aseguró el propio Steve Wozniack en el libro iWoz, de genio de la informática a icono de culto, la razón principal de su fracaso fue que el diseño corrió a cargo del departamento de marketing de Apple, a diferencia de los proyectos anteriores de la compañía, que fueron impulsados por ingenieros.
Otro de los aspectos que tampoco contribuyeron a su éxito fue, sin duda, su alto coste, que oscilaba entre los 4.340 y los 7.800 dólares. Y es que, no solo la competencia ofrecía alternativas mucho más económicas, como era el caso de los IBM 5150 –entre 1.565 y 3.000 dólares–, sino que dentro del propio catálogo de la firma existían soluciones más atractivas como el Apple II Plus, cuyo precio era de 1.195 dólares.
Sin embargo, lo que realmente propició que fuera descatalogado el 24 de abril de 1984, fueron sus numerosos fallos; no en vano, según Wozniack, el Apple III era susceptible de experimentar problemas de hardware, prácticamente en la totalidad de unidades vendidas.
El diseño del chasis se completó antes de que se hiciera la propio con la arquitectura de sus componentes, de modo que las placas y los circuitos estaban alojados en espacios demasiado pequeños y carentes de ventilación, lo que dio como resultado sobrecalentamientos que hacían que los chips se movieran de sus ranuras y que, eventualmente, se produjeran cortocircuitos.
El 9 de noviembre de 1983 se lanzó el Apple III Plus para tratar de enmendar la situación, pero los precedentes habían desembocado en una reputación negativa que, en cierta medida, posibilitó que IBM tomase las riendas del mercado empresarial.
Hasta aquí hemos llegado por hoy. Dentro de 7 días continuaremos con nuestro particular repaso por la fructífera historia de Apple. ¡No os lo perdáis! Si ansiáis que desempolvemos algún producto en particular o si tenéis en casa alguno que os gustaría que incluyésemos en futuras entregas, os invitamos a que lo compartáis con nosotros.