Que los próximos iPhone van a venir con un tamaño de pantalla mucho mayor que el que monta el modelo actual es algo que ya se da por hecho. Los rumores han sido constantes y ya, casi nadie, apuesta por las cuatro pulgadas en la próxima revisión. Tanta es la certeza que muchos ya se han aventurado con la resolución que incorporará el nuevo iPhone.
El proceso de construcción del futuro terminal está tan cerca que hoy llegan noticias desde Taiwan en el que, según emiten varios informes, la empresa taiwanesa Innolux podría haberse unido a la lista de proveedores –junto a LG Display y Japan Display Corporation– que suministrarán los paneles de 4,7 pulgadas del futuro iPhone, en detrimento de Samsung y Sharp.
Por un lado, los surcoreanos y Apple no pasan por su mejor momento por lo que a éstos podría no interesarles que más componentes críticos fuesen fabricados por Samsung –recordemos que ya se encarga de los procesadores–. Bien conocidos son los conflictos legales que han envuelto a estas compañías en los últimos años y, sobre todo, con el último juicio en el que Samsung fue condenada –otra vez– al pago de 119,6 millones de dólares en concepto de infracción de patentes.
Por el otro lado, la japonesa Sharp también podría haberse quedado fuera de la cadena de producción. Pero en esta ocasión no por riñas ni disputas en los tribunales. Sharp podría, simplemente, haberse quedado fuera por no cumplir con los requisitos de calidad y exigencia que imponen desde Apple a todos sus proveedores.
De momento, ni una palabra sobre el supuesto hermano mayor del iPhone que podría llegar a las 5,5 pulgadas y cuyo lanzamiento se demoraría hasta fechas navideñas. Mucho antes llegaría la versión de 4,7 pulgadas del nuevo iPhone, cuya producción en masa comenzaría en julio y que podríamos tener en nuestro manos a finales del Q3. A proveedores y fabricantes les espera un verano de mucho trabajo, la demanda del iPhone 6 se prevé un 20% mayor que la del iPhone 5s.