Que el iPhone ya se encuentra inserto en muchos aspectos y circunstancias de nuestra vida es una realidad que no admite la más mínima discusión a día de hoy. Usamos nuestros iPhone y otros dispositivos como el iPad en casa para ver películas, leer o escuchar música, en la oficina para escanear documentos, hacer facturas o como procesador de textos, e incluso si somos dj´s o compositores, nuestro iPhone o nuestro iPad pueden llegar a ser de gran ayuda para componer, mezclar, etc. La aplicación de estos dispositivos a la salud, estaba por tanto, más tarde o más temprano, casi asegurada.
Hoy día ya parece que esto se ha convertido en una realidad, en primer lugar, porque ya es posible la recogida de datos personales tales como las pulsaciones, nuestra alimentación, horas de sueño, etc; datos que ayudan a nuestros médicos a realizar un diagnóstico más preciso al disponer de datos fiables de nuestros hábitos. En el ámbito de la salud tiene precisamente su hueco ResearchKit, herramienta de Apple creada con el objetivo de colaborar con la investigación médica a través de los datos de salud que podemos recoger con nuestro iPhone.
El caso es que ResearchKit ya ha tenido un enorme éxito. Según la Universidad de Stanford, una de las más prestigiosas universidades del mundo, en un estudio de salud sobre el corazón anunciado, se inscribieron 11,000 personas en las primeras 24 horas de anuncio, lo que equivalía a lo que habrían conseguido 50 centros médicos en aproximadamente 1 año.
Por desagracia no es oro todo lo que reluce y los investigadores también son conscientes que utilizar el iPhone y ResearchKit puede tener tantos pros como contras. Entre las ventajas, encontraríamos que los investigadores tienen acceso a datos precisos, que recoge el iPhone, y no a los que les dan las personas del estudio, que podrían no ser totalmente fidedignos. Entre las desventajas, podría ser que aquellos inscritos en el estudio no sean representativos de la población estadounidense o de otro país, ya que se señala que el usuario medio de iPhone suele tener por ejemplo con más probabilidad, estudios superiores y mayores ingresos que el usuario medio de Android, lo que cambiaría sus hábitos.
También, los usuarios tienen muy limitada la posibilidad de contestar al realizar la aplicación preguntas cerradas y no abiertas como podría realizar un humano, donde también cabrían respuestas abiertas para precisar aún más ciertas cuestiones.
Lo que sí está fuera de toda duda es su potencial de ahorro económico y de recursos, tal y como ha señalado Todd Sherer, director general de la Fundación Michael J. Fox para la Investigación del Parkinson, que afirmaba que un estudio sobre Parkinson con 800 personas en cinco años costaría 60 millones de dólares, cifra que se reduciría enormemente teniendo en cuenta que en la aplicación de Parkinson ya había más de 5,589 personas voluntarias inscritas.