Como viene siendo habitual, en iFixit han sido los primeros en poder acceder a uno de los nuevos Apple TV, seguramente gracias a algún generoso desarrollador que se lo ha cedido amablemente, esperamos que funcionando de vuelta. Lo que más nos asombró en esta nueva generación es que el media center de Apple fuera más grueso si cabe que el de la generación anterior, que tenía un tamaño de lo más compacto.
Parecía hasta incomprensible que un dispositivo con la misma potencia que un iPhone 6, que funciona con la mitad de chips de comunicaciones, sensores y carece de batería, fuera mucho más gordo que el delgado smartphone de los californianos. En su interior nos encontramos con un procesador Apple A8, y un enorme disipador, que junto con la fuente de alimentación, hacen a este Apple TV ser el más gordo de la historia.
Esto parece ir en contra de la filosofía de Apple de hacer las cosas cada vez más finas y ligeras, pero con todo lo que decimos antes, es hasta un 50% más pesado que el anterior. Es difícil de comprender como un pequeño procesador móvil requiere de un disipador tan grande, casi tanto como el de un ordenador.
El mando por su parte, está muy bien empaquetado, aunque su desmontaje es realmente sencillo. La batería ocupa gran parte de su estructura, y el resto se lo llevan en cable Lightning, la placa base y los botones. En caso de que en el futuro la batería pase a mejor vida, ésta no va demasiado pegada, así que será muy fácil de reemplazar.
Lo mejor de este nuevo Apple TV es que su desmontaje es relativamente sencillo, no hay cosas pegadas que nos fastidien la existencia, aunque tampoco hay mucho que desmontar. En realidad, si falla algo, tocará cambiar la placa base entera porque todo va soldado a la misma. Sin embargo, si hubiera que cambiar la fuente de alimentación, será casi coser y cantar.