Casos como el del FBI contra Apple por el iPhone 5c del terrorista de San Bernardino generan mucha controversia, y a veces algunos directivos o autoridades crean mucha demagogia al respecto. Es el caso de Donald Trump al principio de este culebrón, o las declaraciones del jefe de Policía de Nueva York, que se atreve a acusar de Apple de favorecer a criminales usando el cifrado para proteger sus iPhone.
Asegura que si Apple no hubiera cambiado la seguridad de iPhone en los últimos años no habría sido necesario llegar a este punto:
Todavía no se qué hizo cambiar la actitud de Apple para decidir diseñar un sistema que no les permitiera ayudar a la policía.
Estáis favoreciendo a los secuestradores, ladrones y asesinos, que han sido grabados pinchando sus líneas en la Isla de Ricker diciendo a sus compatriotas que “Tenéis que conseguir iOS 8, es un regalo de Dios, porque los polis no pueden crackearlo”.
Según informaciones, ha sido imposible acceder a 175 iPhone relacionados con actividad criminal, que están en posesión de la policía. Se habla de cientos de dispositivos de Apple cifrados que han sido cazados en Texas, Illinois y Conneticut, en investigaciones sobre crímenes, incluyendo tráfico de personas y agresiones sexuales.
En el pasado, Apple extraía datos de iPhone a través de órdenes judiciales, pero a partir de iOS 8 dejaron de almacenar las claves de cifrado. Como resultado de esto, Apple no puede ayudar al FBI cuando ocurren casos como este, porque es técnicamente imposible entrar dentro de los dispositivos.
Sea como sea, Apple se opone a romper la seguridad de su sistema, creando una “puerta trasera” para que el FBI pueda entrar en terminales afectados, alegando que esto podría causar un caos en la seguridad de millones de dispositivos por todo el mundo, si cayera en manos equivocadas. Apple nos recuerda que el software una vez creado es fácilmente replicable, y pierdes el control de dónde llega.
