Si sales a pescar tranquilamente en un lago cercano a tu casa para desconectar, probablemente lo último en lo que pienses en que tu iPhone 4 pueda caer por un agujero en el hielo por el que supone que entrarían las cañas pero no un smartphone. Si ya es improbable que tu teléfono caiga por un agujero en un lago, no hablemos ya de que un año y medio después te manden un correo diciendo que lo han recuperado. Esto es lo que le ha ocurrido a un ciudadano de Pensilvania, y nosotros venimos a contarte todos los detalles.
Sigue funcionando un año y medio después
Todo empezó cuando Michael Guntrum, oriundo de Pensilvania decidió ir a pescar un frío día de marzo de 2015 a un lago no muy lejos de su casa y, en plena faena, el terminal decidió deslizarse de su regazo y precipitarse por un agujero en la capa de hielo a través del cual estaban haciendo las capturas, yendo a parar a lo más profundo del lago. Cuando más tarde, en septiembre de ese mismo año, drenaron el lago por problemas estructurales, probablemente ya hubiera olvidado ese fatídico incidente.
El móvil cayó en el olvido hasta hace poco menos de un mes, cuando un vecino que paseaba con un detector de metales buscando objetos que hubieran caído al lago, lo encontró. Al parecer estaba bajo quince centímetros de lodo, pero protegido por una funda rugerizada Otterbox. Ni corto ni perezoso, decidió llevárselo a su domicilio, donde lo limpió y tuvo varios días en una bolsa con arroz, hasta que lo puso a cargar y con gran sorpresa observó cómo funcionaba de nuevo. Ante esto, contactó con su anterior dueño a través de los contactos registrados en el terminal, para el asombro de este, que creía el móvil desaparecido para siempre.
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Como ha comentado Michael Gruntum a los medios, reparará el terminal para que su madre pueda tener un iPhone, aunque probablemente le salga más barato adquirir uno nuevo o de segunda mano.
