Sensaciones al entrar por primera vez en una Apple Store

Es algo difícil de explicar. Realmente no es la primera vez que entro en una Apple Store, pero si es la primera vez que lo hago como fan incondicional de la manzana. La nueva tienda inaugurada en Marbella se ha convertido, después de la Apple Store de Toronto, en Canadá, en la segunda tienda de Apple que he pisado. Y, como ya ocurrió una vez, no me dejó para nada indiferente.

Entrar por primera en una Apple Store, es sin duda, una experiencia única. En ella encontramos todos los productos de la manzana habidos y por haber. Nunca les falta stock de nada ni te dicen que no ofertan algún modelo concreto de algo (como sí que he visto en algún vendedor oficial). Lo primero que te das cuenta nada más entrar es que ese olor característico a nuevo que tienen todos los productos de Apple nada más sacarlo de la caja, está impregnado en el aire. Las mesas, el suelo, los paneles informativos de los productos, todo está reluciente y esperando a que los clientes entren y toqueteen todo lo que quieran. Porque esta tienda funciona de un modo diferente al resto. Aquí puedes usar todos los ordenadores, todos los iPod, iPhone y iPad, con internet, y sin ninguna restricción (supongo que dentro de unos límites, también).

Al tratarse de una inauguración, está claro que la experiencia no será la misma que la de un día normal en una Apple Store, pero sí que será indicativo de las ganas y la alegría que se respiraba en el ambiente al saber que “Apple ya está aquí”, como algunos cánticos de la marea roja de trabajadores rezaban. Sorprende mucho ver a unos trabajadores tan contentos y orgullosos por trabajar en un sitio así, y es que trabajar en Apple tiene que ser apasionante. O al menos eso demostraron en la mañana todos y cada uno de los especialistas, ataviados con sus camisetas rojas y con una manzana bordada en blanco en el pecho, que a tu paso te saludaban amistosamente, te preguntaban qué tal estabas, si te gustaba la tienda o si habías probado ya tal producto, todo, siempre con una sonrisa en la boca. Incluso tuvieron consideración con las personas que se encontraban en cola, invitándoles a desayunar un donut o un cruasán y un café, además de la correspondiente camiseta que le dieron a cada uno al entrar, ¿cuántas empresas conoces que se permitan este trato con sus clientes, pese a saber que es posible que ni siquiera les compre algo en ese momento?

Otra cosa que me fascinó, es que en Apple no tienen reparos en que, al menos en su primer día, fotografíes cualquier elemento que haya en la tienda, esto unido a la posibilidad de utilizar los ordenadores a nuestro antojo, como ya mencioné antes, nos abre la posibilidad de hacer en la tienda lo que nos plazca. Quizás por ello, la tienda se encontraba completamente abarrotada, hasta los iMac de la zona infantil y los de atención al cliente estaban en uso en todo momento.

Estos y muchos más detalles han sido los que me han enamorado en mi primera visita a una tienda oficial de Apple, y es que nos encontramos con la misma calidad y servicio en los establecimientos que en cada uno de los productos que los de Cupertino sacan al mercado. Todo cuidado hasta el mínimo detalles con una única misión: que el cliente siempre esté contento con lo que está recibiendo.