Apenas han pasado 48 horas desde que Tim Cook y Phil Schiller se subieran al escenario del teatro de San José y ya han salido a la luz los primeros análisis del miembro más pequeño de la familia Mac, mostrando un Mac mini muy similar en aspecto al del año 2011 pero con unos benchmarks que dejan claro que la actualización que ha recibido su hardware ha mejorado notablemente su rendimiento.
Comencemos echando un rápido vistazo a su interior, el cual ha sufrido una notable mejoría en su procesador, memoria y conectividad. Como ya os explicamos, el sobremesa más pequeño de la compañía californiana ha pasado a adoptar la última generación de procesadores Intel Ivy Bridge (concretamente un i5 dual-core y un i7 quad-core), ha visto incrementado su memoria RAM en dos veces (hasta 16 GB a una velocidad de 1600MHz) y su sistema de almacenamiento ahora ofrece mayores posibilidades tanto en formato físico (hasta 2TB y empleo de Fusion Drive) cómo sólido (límite de 512 GB SSD); todos ellos avances que no han supuesto cambio alguno en su diseño tanto externo como interno. Además, si cogemos la lupa nos daremos cuenta de un cambio que nadie había notado hasta la fecha: Apple ha realizado algunos cambios en las conexiones de las antenas wireless, lo que unido a los nuevos puertos USB 3.0 hacen que la conectividad del dispositivo haya sido mejorada en buena medida.
Sin embargo, todos estos inapreciables (visualmente) cambios internos han permitido que las pruebas realizadas con Geekbench hayan determinado mejoras sustanciales en el rendimiento del equipo, siendo el incremento con respecto a la generación anterior especialmente notable en el modelo avanzado y de servidor, ambos con el procesador más avanzado. Si nos atenemos al modelo básico, éste ha obtenido 7433 puntos, lo que supone un aumento de 850 puntos con respecto al Mac mini del año pasado.
El nuevo Mac mini, un equipo al que las actualizaciones lo han convertido en un sobremesa a tener muy en cuenta y el cual hará las delicias de los usuarios más exigentes.