Un día cualquiera con mi iPhone: Albert Frutos

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El iPhone es posiblemente lo que me ayuda más a organizar mi día a día: desde tener mi agenda en él sincronizada con mis ordenadores hasta realizar fotografías o mirar el correo. Este artículo intenta explicar mi día a día con este dispositivo, que como ya sabéis, estamos haciendo semana a semana los editores de Applesencia para que nos conozcáis un poco mejor.

Imagen iPhone

Las 7 de la mañana, empieza una nueva jornada.

Siete de la mañana, suena el despertador. Perdon, quería decir mi iPhone. ¿El tono de llamada? El predeterminado, Marimba, ni tan solo me he molestado en cambiarlo. Una vez probé a personalizarlo con una canción, pero resultó que sonaba demasiado fuerte, de infarto.

Lo primero que hago es mirar el número de correos que tengo en mis bandejas de entrada y bajar la cortinilla del centro de notificaciones de iOS. Si hay algo muy importante lo atiendo al momento, pero contadas veces es así, por lo que lo dejo para más tarde.

Luego me levanto, y una vez vestido y aseado me dispongo a salir de casa. En mis auriculares suena alguna banda sonora o simplemente canciones aleatorias. Es hora de ir a coger el tren, un viaje de 8 minutos hasta el Campus que aprovecho para atender las diferentes cosas que he dejado antes aparcadas: correos, mensajes de las redes sociales (que son bien pocos), feed RSS, y alguna que otra cosa más.

De mi ciudad a la facultad, y viceversa

Columnas UAB

Tras un camino de 10-15 minutos para travesar todo el Campus llego a mi facultad, donde activo la vibración pero nunca el modo de no molestar. ¿Y si llega algo realmente importante o urgente? Allí poco uso el teléfono, solo para responder algún mensaje por WhatsApp o algun correo electrónico que llegue a mi bandeja VIP.

De vuelta a casa sucede lo mismo: buena música, iPhone en el bolsillo, y responder aquellos correos que hayan llegado durante la mañana pero a los cuales no he prestado atención al no ser prioritarios. Además, me sobra algo de tiempo para mirar Facebook y a veces incluso Twitter.

Finalmente llego a casa, donde el iPhone queda aparcado debido a que es hora de comer, y por tanto, un buen momento para hablar con la família y estar con los nuestros.

La tarde, o cuando la batería flojea.

Toca salir de casa otra vez (con un frío importante, estos días) y la música vuelve a sonar por mis auriculares hasta que llego a mi lugar de trabajo. Una vez allí, el teléfono vuelve a su estado de silencio con vibración, hasta tres horas después, cuando es hora de volver a casa para por fin hacer aquellas tareas que tenga pendientes de la universidad.

Tras no parar con el iPhone (excepto el rato de estar en clase y el trabajo), la batería ha caído ya cerca del 30%, por lo que es hora de activar la Juice Pack Air de Mophie, una funda con batería integrada que me permite cargar el teléfono cuando no tengo un enchufe a mano. Con ello, el iPhone revive hasta conseguir una carga de entre un 90% y un 100% (depende el uso que le dé al terminal durante este rato).

Llegada a casa

Aquí el iPhone queda en mi bolsillo, sin más, con el modo silencio desactivado. Pero no le hago especial caso ahora que ya tengo mi iMac y mi MacBook Pro. Si estoy haciendo alguna cosa en mi escritorio, a veces reposa en el Dock o a veces sobre la mesa, depende si debo actualizar las aplicaciones que tengo instaladas en él o de si ya están al día.

Antes de dormir

Cojín de iPhone

Me tumbo en mi cama y aprovecho para dar un último repaso a las redes sociales, miro lo que debo de hacer al día siguiente y mirar si hay algún correo de última hora. Es hora de dejar el iPhone y la Juice Pack Air de Mophie cargando para que estén listos al día siguiente. Buenas noches.

Conclusión

Ahora ya sabéis como es mi día a día con el iPhone. Como habréis visto, lo he convertido en algo que uso bastante*, aunque no imprescindible. En él tengo mi agenda, calendarios y demás cosas sincronizadas con mis ordenadores y la nube (utilizando para ello iCloud).

Al igual que nos comentaba mi compañero Marcial Villaverde la semana pasada, no desactivo en ningún momento el 3G, ya que al llevar siempre el WiFi encendido el terminal se conecta automáticamente a la red de casa o a la red eduroam de la facultad, por lo que (a parte del poco de batería de más que pueda consumir) no temo al consumo de datos.

Y vosotros, ¿cómo utilizáis vuestro iPhone en el día a día?

Archivado en iPhone 4, Música, Un día con mi iPhone
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