A semanas del lanzamiento del Apple Watch, y tras su presentación a mediados de septiembre, una de las cosas que más nos impactó y gusto a la mayoría de seguidores y usuarios de los productos de Apple, fue sin duda la versión del sistema operativo que el reloj inteligente de Apple utiliza, Watch OS, innovadora, que se adaptaba bien al concepto de reloj inteligente que esperábamos de Apple y cuya creación ha sido un acierto.
Gran parte de este acierto y de la gran acogida que ha tenido Watch OS, quizás se deba a que su creación se debe a que era necesario algo nuevo, que se adaptara totalmente al concepto de un dispositivo distinto a un teléfono móvil, y no una mera adaptación de iOS a un tamaño menor que el del iPhone.
La conclusión a lo anterior desde el punto de vista de otro de los dispositivos estrella de Apple, el iPad, es clara. Si para poder sacar a relucir todo el potencial del Apple Watch era necesario diseñar una versión de sistema operativo propia y que partiera desde el propio concepto de lo que es un reloj inteligente, quizás para sacar todo el potencial del iPad, y más en concreto, todo el potencial de un posible futuro iPad de 12 pulgadas que podría estar al salir y que contaría con una feroz competencia sobre todo por parte de Microsoft, sea el momento de crear un sistema operativo propio adaptado especificamente al producto que es el iPad.
La base de la afirmación con la que terminábamos el párrafo anterior es sencilla. El objetivo es tener un sistema que se adapte al milímetro a las diferentes posibilidades que el iPad nos ofrece. Puede parecer que quizás con esto, la posibilidad de desconexión entre distintos y diferentes dispositivos, es decir, la posibilidad de que nuestros dispositivos pierdan lo que los une y los hace formar parte de un mismo ecosistema de uso, aumente considerablemente, aunque este temor, a día de hoy, resulta infundado.
Resulta infundado básicamente porque Apple ya se ha encargado de que tanto Watch OS como OS X e iOS permanezcan unidos y totalmente integrados a través del desarrollo de iCloud y Continuity, aunque los tres tengan diferencias entre sí y sean propios de cada dispositivo.
Si queremos desatar todo el potencial que el iPad lleva dentro, sobre todo como herramienta de productividad, es hora de que Apple vaya pensando en hacer una versión de sistema operativo propia para el iPad. Esto conllevará que veamos aplicaciones que sean creadas exclusivamente para el mismo, que ya existen, pero que son pocas las que aprovechan todo lo que el iPad puede dar de sí.
Solo de esta manera, a largo plazo, el iPad podrá seguir conservando el lugar que tiene en el mercado de las tablets, que no es otro que el del dispositivo con más prestigio y un funcionamiento de más garantía, además, como ya decíamos arriba, sólo de esta manera un futuro iPad de 12 pulgadas podrá competir con tabletas de uso más profesional como la Surface Pro 3 de Microsoft, que con la actualización a Windows 10, parece que puede convertirse en la referencia de este nicho de mercado si es que aún no lo es.
