Me dedico a la enseñanza, en otras palabras, enseño a niñas y niños de primaria. Lo que conocemos como maestro de escuela. Hace tres años, desde el centro en el cual trabajo, se decidió implementar el uso de las TIC educativas llevándolas un paso más allá. Tras consulta con las familias, se vio viable que gran parte de los contenidos se trabajasen con iPad. El aparato elegido fue el iPad Air 1, y este curso que ahora finaliza se ha adquirido la siguiente evolución, el iPad Air 2.
Todos pensamos que la generación que ahora se forma en los centros son “nativos digitales”. En parte es verdad, ya que manejan hábilmente los pulgares, si bien te vas dando cuenta que no son tan hábiles como piensan. Es habitual que te encuentres con alumnos que aprenden a cambiar el código de acceso al dispositivo, y para ser mas “cool” que nadie se crean contraseñas con multitud de caracteres, símbolos y numerología. El resultado es que terminan errando y bloqueando el iPad. Parece que se les acaba el mundo, pero con el MDM todo vuelve a funcionar rápido.
La educación no debe resignarse a hacer clases pasivas, donde el alumnado es mero receptor de información,gracias a las tablets el proceso de enseñanza aprendizaje se hace dinámico, interactivo, digital y atractivo. Llega un momento en el que, superados los miedos iniciales, todo se suele desarrollar con normalidad y eso es buena señal. Es síntoma que hemos logrado normalizar algo que hasta hace poco era impensable.
El devenir de las clases se hace mucho más interesante, ya que el acceso y manejo de la información les hace ser intrépidos a la hora de buscar cosas nuevas. Descubren aplicaciones de su agrado, anotan en PDF, comparten contenidos a través de AirDrop, hacen uso de Mail, editan fotografías, etc… Van en sintonía con lo que la sociedad les va demandando.
La educación no puede estar ajena a estos cambios, he tenido la suerte de que mi centro se haya decantado por Apple, si bien se están haciendo experiencias similares en muchos colegios con tablets de sistema Android que son igual de enriquecedoras y potentes.
Cuando algún padre o madre se queja del desembolso que supone adquirir la tablet, al cabo del tiempo terminan dándose cuenta que:
El precio de los libros de dos años ya es superior al del iPad, que durará como mínimo 3 cursos.
Ahorran peso en la mochila, por tanto, hay mejor salud postural.
Van en consonancia con la demanda social y laboral.
Acceden a un mundo dinámico e icónico.
Las clases de música son ahora interactivas y con acceso inmediato a una gran biblioteca sonora.
¿Y los libros y cuadernos?
No se han eliminado de un plumazo, sería un error garrafal hacerlo. El alumnado hace uso de ellos para muchas materias, incluidas las que tienen contenidos exclusivamente digitales. No puedes pretender borrarlos ni queremos que así sea. Solo es una adaptación a una realidad, ya que no estamos hablando de ciencia ficción ni de futuro, es el presente.
Que nadie piense que educar con iPads es un camino de rosas, tiene muchas espinas, requiere de mucho trabajo por parte de toda la comunidad educativa, pero el esfuerzo que se hace va en consonancia a lo que la sociedad demanda. Hay muchas aplicaciones desarrolladas para el sector educativa, tanto para alumnado como para madres y padres. Es hora de ponerse a utilizar el iPad desde otra perspectiva.