Desde la aparición de aplicaciones de mensajería instantánea hace unos años y su posterior implantación a nivel global, no resulta nada extraño que estemos en algún grupo. Ya sea WhatsApp o Telegram, son aplicaciones que usamos diariamente para diferentes cometidos.
Tanto si formas partes de grupos o no, es recomendable seguir una serie de recomendaciones para evitar malos rollos o reproches por parte de otros usuarios. Vamos a verlos de forma detallada y toma nota.
Reglas de oro
Sé comedido con los horarios. A no ser que se trate de algo urgente, para lo cual es mejor hacer una llamada, ponte en el lugar de los demás. Algún mensaje puede importunar si se envía muy pronto o muy tarde. No todos usan el modo avión.
Cuida los contenidos. El chiste que te han enviado y que a ti te puede resultar gracioso, puede que no lo sea tanto para otra persona. Asimismo, piensa que ese vídeo subido de tono puede ser visto por alguien no adecuado (por ejemplo, si hay niños en esa casa).
No atosigues esperando una respuesta. No todo el mundo tiene disponibilidad inmediata, no te vuelvas esclavo del doble tic azul.
Si te invitan a un grupo, saluda al entrar por primera vez y si por lo que sea lo abandonas, avisa previamente. Despedirse a las bravas sin decir nada, no hay por qué decir motivos, causa mala impresión. Vamos, igual que en la vida real.
En grupos numerosos, utiliza el sistema de citas y respuestas para dirigirte a alguien en concreto. Esto debe de ser así, ya que si hay 64 usuarios el volumen de mensajes será alto y pueden quedarse mensajes sin contestar o leer.
No propagues bulos ni informaciones sin contrastar debidamente, desafortunadamente es algo demasiado común. El “lo envío por si acaso” genera mal ambiente, lleva a errores y en estos momentos de gran convulsión social no ayudan nada. Hay gente muy crédula que se lo traga todo.
El último y definitivo. La regla de oro más importante es hacer siempre uso del sentido común. Si tienes dudas de que lo que vas a decir no es del todo correcto, no lo envíes y medita tu respuesta; sopesa si ese mensaje debe ser enviado o no. De hacerlo, quizás podrías arrepentirte más adelante.
¿Algo más?
Sí, no respondas ni incluyas continuamente emoticonos. Es cierto que dan un toque divertido a los mensajes y muchas veces expresan de manera contundente un sentimiento, pero si cada una de nuestras respuestas contiene uno el receptor puede pensar que tienes un espíritu de permanente adolescencia.