Comienza un año más, y en Applesencia no nos estamos quietos y seguimos trabajando para manteneros informados y entretenidos. Por ese motivo, iniciamos una nueva sección, llamada “Comiendo manzanas”. ¿De qué tratará esta sección? En ella hablaremos de todas aquellas ocasiones en las que Apple dijo algo que parecía una declaración de principios de la empresa, es decir, algo inviolable y que jamás cambiaría, y al cabo de poco tiempo tuvo que cambiar de opinión y comerse sus propias palabras, pero ellos, en vez de palabras, comen manzanas.
Un ejemplo de ello lo tenemos en el primer caso que analizaremos hoy, y que es uno de los primero que conocemos de la historia de Apple. Todos hemos oído hablar de la testadurez de Steve Jobs. Cuando él decía que algo era inútil no había porque discutir. No se hacía y punto. Eso pasó con uno de los primeros Macintosh, el que fue conocido como Macintosh 128k. Steve Jobs tenía la certeza de que los ventiladores en los ordenadores no eran nada zen, lo único que hacían eran “restarle calma”, según sus propias palabras que se pueden leer en su biografía (que si no te la has leído, te la recomiendo encarecidamente). Por ese mismo motivo, este ordenador fue creado desde su inicio sin ventilador, algo que lo hacía verdaderamente silencioso.
Sin embargo, el hecho de que Jobs dijese algo, no significaba que fuese práctico. El uso de ventiladores puede hacer ruido y, quizás, desconcentrar al usuario, pero son vitales para el buen funcionamiento de los componentes internos. El hecho de fabricar estos ordenadores sin ventiladores hizo que, de cara a los usuarios, terminasen teniendo el sobrenombre de ”la tostadora beige”, por las altas temperaturas que llegaban a alcanzar, haciendo que algunos componentes internos dejasen de funcionar de forma correcta y provocando que las ventas bajasen estrepitosamente a los pocos meses de salir a la venta.
Este no fue el único ordenador de Apple que apareció sin ventiladores. Unos años después apareció el Power Mac G4 Cube, con mejor resultado que el primero, siendo uno de los pocos ordenadores que ha sido considerado como una obra maestra por su diseño, llegando a ser expuesto en el Museo de Arte Moderno de Nueva York.
Como vemos, en esta ocasión Apple tuvo que comerse sus palabras: los ordenadores no pueden funcionar sin ventiladores, por mucho que no nos gusten o nos parezcan poco zen. A excepción de este equipo, todos los demás ordenadores de la empresa de Cupertino han tenido que montar ventiladores en su interior para refrigerarse, haciéndolos más duraderos. Incluso los más delgados de la familia, los MacBook Air de 11 Pulgadas incorporan un ventilador, lo que demuestra que son verdaderamente importantes para el buen funcionamiento de las máquinas.
Esto ha sido todo por esta semana. En el próximo artículo veremos cómo Apple se come la manzana del odio hacia IBM. Os esperamos.
Imagen | John Mottern / AFP / Getty Images
Una curiosidad: Como funcionan los disipadores del MacBook Air?
No tienen un funcionamiento físico, sino que lo que hacen es ampliar la superficie a refrigerar colocando encima piezas de cobre o aluminio para que el calor se disipe y no se concentre en los elementos frágiles.
Es como el portatil que estoy usando para escribir esto… Tiene toda la carcasa externa de una aleacion de magnesio, con el procesador en contacto con ella. Así todo el calor se disipa por el exterior del portatil. Ya ves… Panasonic lleva haciendo portatiles sin ventiladores unos 10 años, por lo menos
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