Vamos camino del año desde que salió la mercado el que hasta ahora es el último sistema operativo de los chicos de Cupertino: Lion. Y claro, ya se han generado opiniones para todos los gustos.
Ríos de tinta, en papel y electrónica, páginas, blogs, artículos por doquier que hablan de las bonanzas del sistema ideado por Apple. ¿Pero, y los aspectos no tan positivos? A enmendar ese problema vengo yo, pues en mi caso, como en el de muchos otros, no lo he visto todo tan de color de rosa como nos lo vendían, algo que me parece volverá a ocurrir con Mountain Lion y si cabe, de manera más marcada.
Pero vamos al grano. Os voy a explicar mi caso de la forma detallada y clara a la vez, o como mínimo a intentarlo. Para empezar se trata de la primera vez en que no disponemos del software en formato físico, bueno no al menos de manera tradicional. Para instalarlo debemos hacerlo a traves de la Mac App Store o bien comprando una llave USB que lo trae cargado. Para Mountain Lion prometen que solo será descargable; y he aquí mi primer problema, pues ya sabemos como está el tema de las redes en nuestro país. Por aquel entonces solo disponía de una conexión vía modem USB, de velocidad paupérrima y con un límite de 4 GB en tráfico de datos, con lo que esta opción tuve que descartarla y pasar por caja comprando la llave, eso sí, a casi el doble de precio. Aún así no pasa nada, porque para eso están los amigos y los “mochos”.
Como tengo dos equipos, la duda era donde instalarlo. Se trata de un Mac Mini de finales de 2009 y un MacBook Pro de finales de 2010. Me decanté por el primero, porque además con 4 GB de RAM iría sobrado.
En lo referente al proceso de instalación, nada que objetar: fácil y rápido, así que no me extenderé. Luego al iniciarlo estaba deseoso de ver las tan cacareadas virtudes. La velocidad fue el primer chasco, y no es que no notase un aumento de la velocidad, es que encima va más lento. Simplemente al arrancar el tiempo se hace eterno y al gestionar algunos programas el lag desde que el inicio hasta que salta en pantalla es destacable. Prometieron solucionar problemas en las actualizaciones, pero van por la 10.7.3 y sigue igual.
Nuevas funcionalidades y gestos que serían revolucionarios como son Mission Control y Launchpad. Usando el primero, junto con el trackpad multitouch, no ha aumentado mí productividad, pues lo uso más por accidente que de manera intencionada. Soy usuario de las esquinas activas de toda la vida a las que accedo con el ratón. Respecto al lanzador de aplicaciones (Launchpad) es muy llamativo, pero sigo usando el lanzador de aplicaciones que hay en el Dock, para mí más rápido y cómodo.
Me ha gustado la inclusión de Versiones y Autoguardado, ya que aunque no sea algo tan perceptible es práctico, y mucho. Puedo equivocarme y borrar algo sin querer, seguro que a alguno nos ha pasado. Eso de tener una copia de lo generado durante un reciente periodo de tiempo es muy útil y nos puede sacar de más de un apuro. Nos olvidamos así del deber de guardar cada cierto tiempo nuestros trabajos. Me recuerda a cuando en los procesadores de texto introdujeron el guardado automático, una pasada.
El tema de las aplicaciones a pantalla completa es otro cantar. No lo he usado que recuerde, salvo por la novedad. Tengo el Mini en un monitor de 23 pulgadas y eventualmente como media center incluso, lo conecto a una televisión de mayor diagonal. Eso de aplicaciones a pantalla completa no lo termino de ver. Las únicas que de verdad uso de esa manera son Photoshop por razones obvias y las encargadas de reproducir vídeo o editarlo. El resto, la verdad, no me interesan y con Spaces me basta para poder trabajar.
En la gráfica de arriba vemos como aún a día de hoy, Snow Leopard cuenta con casi la mitad del mercado dentro de Mac. ¿Entonces que ventajas encuentro con respecto a Snow Leopard, que es el sistema que tengo en mi MacBook Pro? Pues básicamente Versiones y Autoguardado, porque en lo que se refiere al resto creo que sale perdiendo. Para mí, Snow Leopard es un sistema increíblemente estable, rápido y eficaz. Sin excesivos alardes, pero que me permite trabajar y divertirme como solo mi querido XP lo logró. En un claro ejemplo a modo comparativo, el arranque con Snow, en maquinas similares con misma RAM y los mismos programas instalados se efectua en bastante menos tiempo. Además, en Lion he tenido distintos problemas a la hora de reconocimiento de llaves USB o discos duros, incluido algún cuelgue, cosa que nunca he sufrido en Snow. Yo lo tengo claro, si pudiera hacer donwgrade y no me supusiera formatear la partición y perder todo (ay la pereza), lo hacía sin dudarlo.
Además todo esto me lleva a poder decir que no me gusta Lion, pero es que me temo que Mountain Lion me va resultar más infumable aún. Va a ser una radicalización en cierta medida de un gran sistema operativo. Pasando a adquirir muchos aspectos de iOS, va a suponer una simplificación destacable, para acercar el entorno más tradicional a nuevos clientes provenientes de las plataformas móviles, lo que creo puede causar más descontento, sobre todo en los usuarios más experimentados. En mi caso tengo claro que si quiero hacer un uso menos exigente, consumir y no crear contenido tengo mi iPad o mi smartphone, pero si quiero crear o trabajar, quiero algo estable, funcional, sin adornos inútiles y que cumpla su cometido a la perfección, y eso es algo que no he encontrado en Lion y sí en Snow Leopard.
Buenos días. Poner en duda la política de desarrollo de Apple, viendo los resultados económicos que presenta cada trimestre, resulta cuanto menos extraño. Lo mismo que decir que Lion, un sistema que añade funcionalidades a Snow Leopard, es cualitativamente peor… Entiendo que hay blogs que siguen la actualidad de Apple mucho más seguidos que éste (del cual yo soy seguidor), y por tanto os tenéis que diferenciar. Y la crítica está bien. Pero objetividad, por favor. El titular de este artículo incluso puede resultar ofensivo para las personas que hayan optado por actualizar a Lion y que están esperando con impaciencia actualizar a Mountain Lion. Quizá si hubieseis añadido “en nuestra opinión”, hubiera sido más digerible, pero resulta demasiado taxativo como para que pueda ser una opinión a tener en cuenta. Un saludo.
La política que sigue Apple es un éxito para atraer a los usuarios de iOS a Mac, pero para los maqueros de toda la vida es un atraso completo. Mac OS X pierde cada día más enteros.
Un SO simple para un móvil o una tablet está bien, pero en un ordenador tiene que ser completo y potente, y OS X lleva el camino de separarse de esas características.
Yo soy un feliz usuario de esa otra mitad que prefiere Snow Leopard. Como bien dices, Lion es un intento de meter iOS a puñetazos en OS X y hacérselo más fácil al usuario de iPhone y que se compre un Mac para hacer más caja.
Pero para el maquero de toda la vida, este camino que está tomando Apple es todo un atraso.
Como bien se puede observar, no hay crítica más imparcial que esta. Solo es un punto de vista como usuario. No gano nada con hablar bien o mal. Tan solo digo lo que no me gusta y cuales pienso que en mi opinión son sus puntos flacos, lo cual no impide que otros usuarios difieran de mis impresiones
El post está escrito además como usuario de ambos sistemas, desencantado con Lion, asumiendo que posee algunas virtudes y muchos defectos