Demos un rápido repaso a la actualidad de las últimas semanas, que tiene un denominador común: la empresa es el objetivo. Así lo ha demostrado el acuerdo estratégico entre Apple e IBM, que no es más que otro paso de los grandes que sigue al del resto como Microsoft o Google.
La estrategia de Microsoft
Satya Nadella, CEO de Microsoft, escribió una carta a sus empleados hace unos días donde se podía leer claramente que el objetivo es la empresa y los servicios en la nube. El entretenimiento y el mercado personal son secundarios e incluso casi prescindibles por lo que podía entenderse. Algunas consecuencias: el fin de la serie X de Nokia, el cierre de los estudios Xbox de producción de contenido de TV y los 18.000 despidos que re-estructurarán Microsoft (12.500 de ellos, directamente relacionados con los 32.000 empleados que Microsoft heredó con la compra de Nokia).
Microsoft, cuya posición de privilegio dominante en el mercado empresarial donde sus ventas de licencias de software han mantenido a la compañía en su posición de dominación absoluta en los últimos 30 años, peligra. El mercado del Post-PC y el BYOD (Bring Your Own Device) han inclinado la balanza de la movilidad en el entorno empresarial a Apple y sus dispositivos. Por eso Microsoft ha respondido aplicando la filosofía Apple de control de todo el ciclo tecnológico, fabricando su propio hardware: la Surface 3 Pro. Y créanme: el concepto que subyace a Surface 3 Pro es el futuro y será el que Apple aplique en su futuro iPad Pro, del que hablaremos otro día.
Surface 3 Pro, según todos los analistas, tiene un gran fallo: Windows 8. Un sistema operativo a mitad de camino entre varios mundos que se convierte en el principal problema de un concepto que asentará las bases del trabajo en la empresa a medio plazo. Pero Microsoft ya tiene en cartera Windows 9, donde el propio sistema operativo adaptará su interfaz a las necesidades y posibilidades de cada dispositivo, con un renovado e interesante concepto de menú de inicio y una aproximación a la universalidad del sistema operativo. Un Windows que promete dar realmente la interfaz que necesita cada dispositivo en función de sus posibilidades y no “forzar la máquina” a manejar entornos de una forma para lo que no fueron concebidos, primer gran error de la usabilidad y la productividad.
La estrategia de Google
Google, fábrica de dulces y alianzas con marcas de chocolatinas, de pronto se vuelve corporativo: Android L. Un concepto realmente brillante. Un lenguaje de diseño sobresaliente (Material Design), una nueva máquina virtual (ART) que soporta varios modos de ejecución y código pre-compilado para mejorar ampliamente el rendimiento (el mismo software, en el mismo dispositivo, tendrá una media de un 30% de mejora de rendimiento con Android L) y una puesta de largo de todos sus servicios. Un cambio de rumbo con mayúsculas, para quitarse el sombrero.
Google Android se acerca a algo más serio, más profesional, más cuidado y abandona esa imagen de sistema operativo de chuches que le viene acompañando desde sus inicios. Un cambio de cara para hacerlo un plausible competidor por el mercado empresarial: aquel donde está el dinero. Y una apuesta con mayúsculas por enfocar el sistema hacia la empresa, donde incluso han cerrado un pequeño acuerdo estratégico con Samsung para utilizar su tecnología Knox de seguridad y división de perfiles profesional y personal en un mismo dispositivo.
Pero las aplicaciones empresariales de Google tiene una imagen de versión light o de andar por casa que no le ayudan, al igual que Google sigue contando con el problema de no tener su propio hardware si no de depender de terceros. No me extrañaría que en breve viéramos algún tipo de alianza estratégica parecida a la de IBM con Apple. ¿Oracle tal vez?
Apple, su estrategia y la alianza con IBM
¿Y Apple? Su alianza con IBM como acuerdo estratégico para crear toda una nueva generación de apps de mercado profesional, de la mano de la empresa más productiva y de mayor valor a nivel de software corporativo a escala mundial, es algo que va mucho más allá de una simple declaración de intenciones. Porque IBM podrá incluso vender a clientes dispositivos Apple con sus propias soluciones ya instaladas: esto es algo muy grande y que abre de par en par las puertas del mercado empresarial a Apple.
Es un dogma de los analistas a nivel mundial: lo importante no es el dispositivo, sino lo que puedes hacer con ellos. iPad, de por sí, no es revolucionario. Lo es por todo el software que está disponible para él. Pero para una empresa, comprar un iPad y ponerse a gestionar flotas de dispositivos, seguridad, aplicaciones, ver qué instalo, qué no instalo… la mayoría no pueden permitirse “perder el tiempo” en esas tonterías. Necesitan algo que ya venga preparado para encender y trabajar. Así de simple. Y tener una experiencia personalizada y coherente a sus necesidades.
Y ahí es donde aparece este acuerdo estratégico. Son cientos de miles las empresas a nivel mundial, casi podríamos decir millones, que usan las soluciones de IBM de productividad empresarial. Y Apple e IBM ofrecerán un portfolio de soluciones ya desarrolladas para dar solución a todo ello.
Por un lado, un conjunto de apps MobileFirst para iOS, que dan solución y conexión a todos y cada uno de los servicios que IBM ofrece a nivel empresarial: servicios enfocados en la nube, en la inteligencia de negocio, en el manejo de grandes datos, en la explotación de estos datos, en plataformas de servicios… soluciones cerradas a sus propios productos y plenamente operativas desde el momento 0. Apps que están diseñadas y desarrolladas en conjunto entre los profesionales de Apple y los de IBM, consiguiendo el mejor resultado de la sinergia de conocimientos de ambos grandes.
Y derivada de estas apps está la plataforma MobileFirst, base de estas. Un sistema de solución empresarial basado en la nube, que permite crear soluciones personalizadas a través de una plataforma que explota las características de los sistemas de IBM, de forma que las empresas puedan obtener sus propias soluciones a medida. Unido a un sistema de gestión de flotas de dispositivos avanzado, donde el propio empleado puede definir sus soluciones directamente contra la plataforma sin necesidad de tener que acudir a administradores de sistemas, facilitando mucho más el proceso y con todas las garantías de seguridad.
Y el último elemento: el servicio AppleCare para empresas, donde Apple dará soporte y asistencia directa de los dispositivos a todas las empresas que los usen. De esta forma, la propia Apple se responsabiliza del buen funcionamiento de los dispositivos, de los problemas que pueda haber y se obtiene una respuesta rápida y profesional.
Una unión de 4 tipos de servicios en software y hardware que ofrece el catálogo más completo de servicios integrado que ningún fabricante ha podido proporcionar nunca y contando con entrada directa a todos y cada uno de los clientes que tiene IBM en el mundo. Ninguna empresa en el mundo tiene la posibilidad de dar esta unión que viene una vez más a demostrar aquella famosa frase de Alan Kay, dogma para Steve Jobs y todo Apple: ”Las personas que realmente se tomen en serio el software, deben crear su propio hardware”.
Conclusiones
Microsoft es la única empresa a nivel mundial que puede acercarse a esta estrategia de servicios, uniendo hardware y software, pero actualmente su plataforma de dispositivos no termina de despegar y encontrar su sitio en el mercado y sus soluciones software están perdiendo fuerza en el mercado empresarial. Google, tiene una gran plataforma de software en ciernes tanto en sistema operativo como en soluciones para empresa, pero la productividad de sus soluciones está más enfocada en el pequeño usuario y, sin dejar de ser buenas, no tienen funciones e imagen de grandes soluciones empresariales.
En este momento, la ventaja es para Apple e IBM, hasta que el resto muevan ficha o vayan asentando sus apuestas en el mercado. Porque ahora mismo, todo son apuestas (incluso la de Apple) ya que todo esto está aun naciendo y son estrategias que necesitan, al menos, un par de años para asentarse como una realidad tecnológica en funcionamiento. Mientras, se van dando pasos como los de iOS 8 y sus funciones para empresa que van marcando los pasos de una manera clara.
La conclusión finalmente es simple y cristalina: el futuro es la empresa, el mercado empresarial es el objetivo y ahí es donde todos se dirigen. Veremos qué depara el futuro.