“Sobre gustos colores”, así reza uno de los dichos mas populares del refranero español. Y es evidente que cada usuario decide como quiere tener configurados sus dispositivos. En mi caso en concreto, con el cambio a Mac, una de las cosas que también han evolucionado ha sido mi forma de querer ver mis dispositivos. Cuando me adapte a mi iMac y decidí ser una Switcher con todas las de la ley, comencé a pensar en tener un portátil Macintosh. Si habéis seguido mi serie de artículos sabréis que ya tengo un magnifico MacBook Air con el que estoy absolutamente encantada.
Pues bien, no hay nada que me moleste mas que tener las cosas descasadas, puede parecer tonto pero me gusta llevar el bolso del color de los zapatos y conjuntar casi todos mis gadgets, sus fundas y sus accesorios. Esto, si lo extrapolamos y lo llevamos al extremo, os hará pensar que mi mayor interés era tener configurados de la misma forma y con los mismos programas y aplicaciones tanto el iMac como el MacBook.
Lo primero que tuve que resolver fue el tema del almacenamiento de datos. Comprenderéis que andar por ahí con casi 200 GB de imágenes y música, entre otras cosas, no es de lo más operativo. Así que, por una cuestión de lógica y sobre todo de seguridad, decidí tener copias de todo en un disco duro externo. Tras consultar con nuestros expertos utilizo Time Machine.
Una vez salvado el escollo del almacenamiento masivo y de la programación de mis copias de seguridad, vino el resto. En mi opinión mi equipo portátil ha de ser tan útil, versátil y sobre todo tan completo como el de sobremesa. Una de las cosas que más me fastidiaba del uso de Windows era el desorden al que me inducía. Si descargaba algo en el portátil no podía olvidarme de pasarlo después al sobremesa y viceversa. Esta tarea a parte de la adopción de una disciplina bastante férrea me llevaba una cantidad ingente de tiempo, con lo que al final nunca era capaz de recordar donde tenía determinada documentación, donde había hecho una descarga o una consulta, o en que equipo había trabajado la última versión de un documento, así que con el tiempo, terminé teniendo dos equipos totalmente diferentes, que en ocasiones no parecían siquiera pertenecer a la misma persona.
Mi acercamiento al mundo Mac coincidió con los primeros rumores del lanzamiento de iCloud y he de decir que el concepto en sí sencillamente me fascinó. Aquí os dejo el enlace de uno de los primeros artículos sobre el tema que se publicaron en Applesencia sobre el contenido y funcionamiento de la aplicación. Yo ya estoy inscrita en la web de Apple para que me avisen de su lanzamiento, vosotros también podéis inscribiros aquí
También os diré que espero ansiosa su lanzamiento, que a buen seguro se hará en la keynote del próximo día 4 de Octubre, de la que os hemos hablado mucho estos días y que podréis seguir desde Applesencia.
Entretanto sigo sincronizando mi iPhone con iTunes y en cuanto al iMac y MacBook Air he conseguido que sean idénticos.
Os preguntaréis: ¿Cómo?
AirDrop fue mi salvación. Una aplicación que facilitó mi tarea de una forma asombrosa. Si estáis pensando en usarla, lo primero que habréis de saber es si vuestros equipos son compatibles, y ya nos explicó como averiguarlo nuestro compañero Diego y también nos demostraron como usarlo en este magnífico Screencast de Jordi.
Con todo esto, si como yo, te gusta tener tus gadgets ordenados, limpios y sobre todo que tu portátil, tu iPhone y tu sobremesa puedan usarse indistintamente sin tener que andar actualizando y estar con un pendrive todo el día en la mano, mientras llega iCloud, aquí te dejamos estas opciones.
Ya nos dirás si te son útiles, mi experiencia ha sido muy positiva. Esperamos como siempre tus comentarios y aportaciones.