Apple Watch, el prototipo inacabado de wearable que Apple nos quiere vender

El Apple Watch fue una de las estrellas protagonista de la keynote del 9 de septiembre. Se presentó como la primera edición del smartwatch fabricado por los chicos de Cupertino –aunque no será lanzado hasta el año que viene, parece que cambiará el rumbo que tomarán los relojes inteligentes a partir de ahora– y en primera instancia este reloj pinta bastante interesante, aunque todas las críticas no son positivas.

En primer lugar, la estética del Apple Watch es lo que más me gusta de este dispositivo –aunque cuando lo vi por primera vez no me gustó para nada, ahora me encanta–. Veremos dos tamaños y tres modelos y seis tipos de correas distintas.

Los materiales sobre los que está construido el smartwatch son de alta calidad, como el aluminio o el acero inoxidable –por lo que podemos hablar de un reloj premium–. Materiales que en realidad en un smartphone no tienen sentido pues son mucho más pesados que el plástico y su resistencia a rayaduras y golpes es menor que este, y además con él podemos tener acabados bastante bonitos como los Nokia Lumia–.

Hablemos del software, que es junto con el hardware uno de los puntos que más relevancia tiene a la hora de adquirir un nuevo dispositivo. Al software aún le queda muchísimo desarrollo. Al principio de los sistemas operativos es algo que suele ocurrir, las cosas van mejorando con el tiempo y desde el principio no todo será perfecto. Le ocurre igual que a Android Wear y a Android puro –Android aunque sea un gran sistema operativo aún tiene mucho que madurar en su versión stock, algo que parece que ocurrirá con Android L–.

De la parte del hardware de momento solo es necesario criticar negativamente la duración de la batería, que se estima que será de un día –por lo que tendremos que cargarlo diariamente, algo lioso para un smartphone y más aún para un smartwatch–. Esperemos que junto con el software se arregle en la versión final del reloj.

Por último, el precio, que se estima que será de 349 dólares. Es un precio bastante bueno pues se trata de un reloj de categoría premium, teniendo en cuenta los materiales con los que está construido y con todo el desarrollo que hay detrás. Aunque un quizás precio más acertado hubiera sido de 299 dólares, pues comercialmente hablando es mucho más apetecible.

En conclusión, el Apple Watch –que ha llegado tarde, aunque ya conocemos el dicho: mejor tarde que nunca– me parece una buena competencia a los smartwatches que hay hoy en día situados en el mercado, pero no el mejor. Lo más revolucionario que por ahora hemos podido ver de este reloj es su capacidad para personalizarlo, y es que contamos con varios materiales, tamaños y un amplio catálogo de correas disponibles.

Como ocurrió con el primer smartwatch de Sony –que se puede decir que fue el primero del mercado–, lo más probable que ocurra es que la segunda versión de este reloj sea mucho más madura y mucho más interesante aún. Lo que no puede ser es que aún falten meses para que llegue la primera generación del Apple Watch y ya estemos pensando en la segunda, porque esta no nos gusta. Así no Apple, así no.